El gato Persa
es, para muchos, sinónimo de gato de lujo,
el máximo representante de las razas nobles. Su porte tranquilo, su
pelaje majestuoso y su gracioso hocico plano, lo convierten en el rey de
las exposiciones. El Persa
será el gato ideal siempre que se asuma como rutina diaria la dedicación al cepillado de su melena.
Los primeros ejemplares llegaron a Inglaterra hacia el
1.800 procedentes de Turquía y de la antigua Persia (Irán).
Posee un carácter tranquilo y sociable, de fácil convivencia, acepta muy bien a otro compañero de su misma especie.
Este gato
exige un cuidado constante y meticuloso
de su pelaje. Como ocurre con todos los gatos de pelo largo, por ellos
mismos no serán capaces de asear su cabellera; van a necesitar de
nuestra ayuda para mantenerla en perfecto estado ya que el descuido
puede originar problemas de higiene y salud.
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Entre
las enfermedades o lesiones más frecuentes se encuentran las producidas
como consecuencia del acortamiento de su cara: alteraciones;
oftalmológicas, mandibulares y faciales. En menor medida también se
encuentran casos de Cataratas y de Síndrome de Chediak-Higashi
(inmunodeficiencia genética asociada al color azul ahumado).
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